Dolby Atmos es un formato de sonido envolvente o surround. Los sistemas más populares funcionan con cinco altavoces y un subwoofer (de ahí la cifra 5.1). Pero si bien el equipo de altavoces (el hardware) es esencial, no es condición suficiente, también es importante el modo de grabar el sonido.
En la mayoría de las películas y series, todo se mezcla en canales, desde la música hasta las voces y los efectos de sonido. Básicamente cada canal es uno de los altavoces del sistema surround. De este modo, si hay un diálogo entre dos personajes, el sonido se transmite y se mezcla con el canal central. Si se produce una persecución y el ruido de los vehículos pasa de un lado de la pantalla a otro, se mezclan con los altavoces izquierdo y derecho. Esto es eficaz, pero le falta «algo». Es ese «algo» lo que hace especial a la tecnología Dolby Atmos, y se consigue sin usar canales como en el sistema anterior.
Los directores de sonido buscan determinar exactamente en qué parte de cualquier sala con tecnología Atmos, desean que aparezca un sonido.
En esta tecnología la mayoría de los sonidos se tratan como «objetos». De este modo, en lugar de asignar un sonido a un canal (es decir, a un altavoz), Atmos permite que los ingenieros de sonido determinen un lugar para cada sonido. Gracias a ello se puede pasar del altavoz derecho o central a esquina inferior izquierda o centro de la pared. Y ahora viene lo complejo.
Como explica Ricardo Viñas, Senior Sound Consultant en Dolby Laboratories «lo que hacemos es renderizar un mapa en tres dimensiones y ubicamos el sonidos en las coordenadas X, Y y Z que el ingeniero de sonido nos pide. Se trata de un proceso muy complejo que precisa de algoritmos muy específicos para que el efecto sea el mismo sin importar el tamaño de la sala o de la cantidad de público”.
Del mismo modo que los directores de fotografía se centran en la luz de cada toma, los colores y los tonos, los directores de sonido persiguen no solo la intensidad y la calidad, sino también la ubicación: buscan determinar exactamente en qué parte de cualquier sala con tecnología Atmos, desean que aparezca un sonido. Por ejemplo el teatro Dolby, donde se celebran los premios de la Academia, cuenta con 215 altavoces y 285 canales. Todo el sistema es capaz de producir hasta 128 sonidos de forma simultánea. Claro que no todos los teatros tienen más de 200 altavoces, en general el mínimo es de 64 en Dolby Atmos, suficiente para aportar los 128 sonidos distintos, en caso de necesidad. Pero ahí no queda todo, el sistema Atmos, permite que los ingenieros puedan “guionizar” el sonido, dirigiendo los altavoces de modo individual hacia el lugar exacto donde quieren que llegue el sonido.
«En general el mínimo depende mucho del tamaño y la forma de la sala – agrega Viñas –. Para ello están los algoritmos que definen la mejor configuración. Un mínimo podría ser de unos 30 para un cine, pero esto depende mucho de la forma y el tamaño de la sala. Y cuando es en el hogar (el segundo algoritmo), la tecnología Dolby Atmos actúa diferente. Nos servimos de las superficies reflectantes para aprovechar que no siempre se tienen altavoces en el techo. Las barras de sonido también incorporan un algoritmo que les permite medir el tamaño y la altura del lugar para producir ese efecto que nos hace escuchar un sonido envolvente y en tres dimensiones. Aún desde arriba”. El tercer algoritmo es el que permite que Dolby Atmos funcione también en los cascos y se encuentran en la mayoría de los móviles y tabletas. Gracias a ellos se consigue reproducir una experiencia similar a la del cine, pero a un nivel más íntimo o individual.
En definitiva, las películas se vuelven más realistas, más vivas, más interesantes … y todo gracias a esta tecnología que ha cambiado el séptimo arte.